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«Próximo tren a estacionarse en vía 1 es con destino El Escorial y Ávila. Los pasajeros con destino Ávila y estaciones intermedias deberán hacer transbordo en la estación de El Escorial»

Oigo cada día este mensaje por megafonía mientras espero otros trenes que no van precisamente a Ávila, ni a El Escorial siquiera. Lo escucho y me da por pensar, que sé que no debería y además me estoy quitando pero qué quieren, la mente es débil, por más que lo intento no logro evitar caer en semejante perversión. Me da por pensar, decía, y pienso que RENFE en su infinita sabiduría ha inventado el NOTRÉN, un tren de mentira, un tren que dice ir a un lugar al que en realidad no va.Estación-El-Escorial Un tren presuntamente destinado a Ávila que sin embargo se queda en El Escorial, donde te tienes que bajar para posteriormente tomar otro tren que también dice ir a Ávila, supondremos que además en este caso será cierto. No me dirán que no es genial.

La realidad es mucho más prosaica que todo eso. RENFE suprimió hace ya unos cuantos meses unas 3489548567985 líneas por no ser rentables (extraño concepto éste en un servicio público), que a su vez se sumaban a las 3883662357859 líneas suprimidas ya muchos años atrás por esa misma razón. Entre las ahora suprimidas estaba esa histórica línea de cercanías Madrid-Ávila, lo cual no tendría nada de particular (más allá de la jodienda que supone) si no fuera por el pequeño detalle de que a RENFE le da vergüenza reconocerlo, no vaya a ser que alguien se pare a pensar (perniciosa costumbre, reitero) y repare en que han dejado a toda una provincia limítrofe con Madrid sin conexión de cercanías con Madrid. Así que disimulan, hacen como que no, te dicen que va a Ávila como si en verdad fuera, tomas un tren y te dan dos por el precio de uno, todo un detalle por su parte. Eso sí, al menos te leen la letra pequeña, al menos tienen la cortesía de avisarte de que te apees en El Escorial y cojas otro, lo mismo al principio no lo hacían y se les quedaban allí los pasajeros varios días con sus noches esperando a que arrancara, volviendo a Madrid y yendo de nuevo a El Escorial una vez tras otra en un bucle sin fin, a ver si en una de esas el tren se decidía por fin a continuar…

Me gustaría que repararan en las inmensas posibilidades creativas que esta nueva política comunicativa ofrece. Quién les dice a ustedes que algún día, en nuestras estaciones de largo recorrido, no habremos de escuchar algo como esto:

«Próximo tren a estacionarse en vía 1 es con destino Barcelona y Vladivostok. Los pasajeros con destino Vladivostok y estaciones intermedias deberán hacer transbordo en las estaciones de Barcelona, Berlín y Moscú»

Con razón dicen que todos los caminos llevan a Roma. Los caminos no sé pero los trenes sí, todos y cada uno de ellos, vayan a donde vayan, vengan de donde vengan. Eso sí, no sin antes hacer transbordo en El Escorial.

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